No suelo compartir este tipo de cosas, esas que escribo de vez en cuando, con muchos filtros, por la necesidad de registrar y compartir lo que pasa por mi cabeza. Por esta vez, dejo el humor de lado.
Quizás estas palabras le sirvan a alguien, aunque sea un poquito… a mi querida abuela.
Detenerse un momento. Un instante en el tiempo. Parar y mirar hacia atrás solo para darte cuenta de cuánto ha pasado desde aquella despedida, aquel domingo por la mañana.
Desde ese día hasta hoy, la vida ha sido una vorágine: tantas idas y vueltas, victorias y derrotas, aprendizajes y miserias vividas. Tanto ha cambiado todo… aunque, ¿qué novedad podría contarte? Desde donde estás, seguramente lo ves todo. Aunque difícil de comprender, sé que es así. Y aún me sobrecoge saber que fui la última persona con la que hablaste.
Los recuerdos, inevitablemente, se van alejando…
Cada tanto me pregunto: ¿qué dirías? ¿Qué opinarías de todo lo que ha pasado, lo que pasa y lo que pasará? De nuestras decisiones, de nuestras acciones… Hay tanto que quisiera contarte, tantas historias, planes y personas que han cruzado estos años. Incluso hay quienes desearía que conocieras; estoy seguro de que te agradarían.
Sé que también sabes lo complicados que han sido estos últimos años para la familia. Que si falta esto, que si esa oportunidad no llega, que si ocurrió esto o aquello. Que nadie lo merecía, que es injusto, que siempre es igual, que nada cambia. Es fácil caer en esa lista interminable de quejas. Pero he elegido verlo de otra forma, interpretar la vida desde otro ángulo.
Prefiero entender estos desafíos como nuevas oportunidades: para aprender, para experimentar y para crecer. Para liberarnos del vicio de querer controlarlo todo, para salir del confort que tanto nos limita. La vida no es estática, es una construcción permanente, y esa construcción depende de nosotros.
Querida abuela, falleciste el 11 de marzo de 2012, un domingo. Al día siguiente, tu hija, mi madre, celebró su cumpleaños. Curioso, ¿no? Cada 12 de marzo elijo celebrar la vida, la continuidad infinita de un ciclo. ¿Y el 11? Bueno, simplemente es un día más.